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Diagnostico de la no incidencia de violencia en la familia (página 2)



Partes: 1, 2, 3, 4, 5

El conflicto, por su parte, es una forma fundamental de la convivencia humana. Para Hegel, por ejemplo, los conflictos surgen por necesidad. Su expresión típica es la relación amo-esclavo. Los conflictos surgen porque el poder del amo sólo existe en la medida en que niega al otro, reduciéndolo a esclavitud. La conciencia egológica intentará siempre conquistar el poder y afirmarse a costa del otro. Jean Paul Sartre afirma, en esta misma tónica: "El infierno son los otros"; el otro es siempre y necesariamente alguien que me mira. Su mirada me reduce a objeto, a cosa, por lo tanto, mi existencia está siempre en peligro, un peligro que no es accidental sino estructural. El otro se presenta siempre y en todas partes como el que ocupa una parte de mi espacio, impidiendo mi expansión y realización. El otro no es nunca el lugar donde se desarrolla mi libertad.

Al margen de estas teorías, que no sólo constatan la situación de conflicto, sino que lo exaltan como método de progreso y promoción, hay que reconocer que el conflicto es una forma real de intersubjetividad. Ese conflicto no se debe solamente a la agresividad natural del hombre, sino también, y específicamente, a su deseo de realizarse.

El amor no es incompatible con situaciones conflictivas. El amor auténtico, que el bien objetivo y real del otro, se opondrá a las alienaciones a las que el otro se encuentra atado y que a veces defiende encarnizadamente. En un mundo dominado por posturas de poder, el amor que trabaja por la justicia se convierte a menudo en signo de contradicción y de conflicto.

Estructura del Bien como armonía humana

La noción del bien

¿Por qué se casan las personas?, ¿por qué estudian?, etc. presumiblemente es por algún bien. Pero ¿qué queremos decir con la palabra bien? El bien no es una categoría abstracta, afirma Bernard Lonergan. Es comprehensivo. Incluye todo. Cuando uno habla del bien no se refiere a algún aspecto de las cosas, como si el resto de su realidad fuera malo. El bien es una noción absolutamente universal, que se aplica a todo lo que existe; y al mismo tiempo, es totalmente concreta. Aclaremos:

El bien no es un aspecto solo: No sólo lo que es deseado o buscado es bueno; también la capacidad de desear es buena; y el desear mismo es bueno; y también es bueno estar en aquella situación concreta en la cual desde el desear pueda uno pasar hasta ejecutar las operaciones por las que alcance el bien; y también es bueno obtener la cooperación necesaria para llegar hasta ahí.

El bien no es algo negativo: No es cuestión de decir "no hagas esto o no hagas aquello". Tal vez en nuestra casa nos educaron desarrollando la idea de que el bien fuera algo negativo, algo que se alcanzara no haciendo cosas. Pero es la maldad lo que es una negación.

El bien no es una doble negación: Aquella definición de Duns Escoto del ser es "no nada", y si el bien y el ser son convertibles, uno pudiera decir según esa explicación escotista que el bien fuera precisamente normal. Pero ése fue un intento de pensar en el bien de manera abstracta.

El bien no es un mero ideal: Según algunos pensadores, lo verdadero y lo falso se hallan en la mente; el bien y el mal están en las cosas. El bien se halla en las cosas; es algo existente. El ideal es relevante para el bien en la medida que el bien existente está incompleto y se halla en proceso de completarse. El bien no es una utopía. El bien no es un ideal inexistente ni algo que está más allá de su posible consecución. El bien es lo concreto, y el ideal es la siguiente etapa en el desarrollo de lo concreto.

Volviendo a la pregunta previa ¿qué es el bien?, ¿qué es lo bueno? No es posible responder a esta pregunta en abstracto; solamente se puede hablar del bien en relación a la persona concreta. Lo bueno para la persona es lo que ayuda a ser más lo que ella misma es. Dicho de otra manera, lo que la conduce a ser persona realizada. Se trata de hacer aquello que nos ayude a ser más, a amar más, a estrechar más nuestra relación con lo trascendente.

Las familias, las sociedades, la pareja conyugal, etc. contienen muy diversas formas internas de relación, sin embargo, debemos aceptar que hay desigualdades que van en contra de la verdadera comunidad humana; son aquellas producto de relaciones violentas, falseadas de unos con otros -agresores y víctimas-, que han dado por resultado históricamente la existencia de personas que no han podido acceder a las posibilidades de desarrollo y de realización que otros tienen. Propiciar igualdad de condiciones para todos, a partir de una sociedad de desiguales, en la que se dan relaciones injustamente asimétricas, es parte del bien, que podrían procurar las políticas públicas.

Estructura concreta del bien humano

Para Lonergan es de suma importancia aquella estructura que puede verificarse en cualquier situación humana y en cualquier nivel de civilización o cultura. Es una estructura general que consiste en unos bienes particulares, en el bien de orden o estructura (que puede ser muy compacta o muy diferenciada) y, en los valores, que aparecen estética, ética o religiosamente.

El bien particular: Es aquello en lo que la gente piensa de ordinario cuando habla de bien. Es el aspecto más patente del bien, lo significado de ordinario como aquello que todas las cosas buscan. En cualquier instancia dada, el bien particular pudiera ser una cosa, un acontecimiento, una relación, una satisfacción o una operación. Se refiere a la satisfacción de un apetito particular. Es algo perfectamente familiar y muy simple.

El bien de orden: Es la estructura o la institución. La familia, por ejemplo, no es un bien particular, sino un flujo de bienes particulares para la madre, el padre y los hijos. Una violencia intrafamiliar, es un ejemplo de ausencia del bien de orden. Así, el bien de orden implica otros aspectos: una recurrencia regular de bienes particulares, unas operaciones humanas coordinadas, (hábitos, familia, bienes materiales, afectividad, etc.) y, finalmente, la posición social personal que resulta de las relaciones constituidas por la cooperación.

El valor: No sólo hay estructuras (familiares o no), sino que la gente pregunta ¿Es buena la estructura? Nosotros podemos distinguir dos acercamientos al valor: el estético y el ético. El primero es la realización de lo inteligible en lo sensible: se da cuando el bien de orden de una familia es transparente, cuando brilla en sus relaciones, en las acciones de sus miembros, en la personalidad de las personas que conforman la familia misma. El valor estético es que capacita a la gente a captar el bien humano en su más profundo nivel o, por el contrario, a sentir de manera muy inmediata que algo está mal.

El valor ético, por su parte, es el emerger consciente del sujeto como autónomo, responsable y libre. El bien propio del hombre es precisamente hacer lo que es correcto porque es libre. Su libertad es realizar el bien.

La existencia humana como llamada y tarea

Acción humana, valores y libertad

El ser humano no obra a ciegas, sino que es capaz de fijar previa y conscientemente las intenciones y finalidades de sus acciones y tratar de conseguirlas superando todas las dificultades y obstáculos que se le presenten. La persona puede aspirar a cualquier cosa, tiene voluntad; para Kant, la voluntad no sólo permanece bajo la dirección de la razón práctica, sino que se identifica totalmente con ella. Lo que la persona intenta lograr con su actuación se suele denominar "valor", arguye Max Sheler. Por tanto, para comprender el obrar humano es preciso reflexionar sobre los valores y su estructura.

Generalmente se llama libertad al conjunto de este obrar humano. La libertad es, a la vez, la fuente de ese obrar y la meta a alcanzar en el plano individual y social. La libertad es un aspecto constitutivo de la realización del ser humano.

Afirmaba Jean Paul Sartre, que el hombre está condenado a ser libre y ciertamente el ser humano está capacitado para tomar las riendas de su propia existencia fijando las metas humanas a conseguir, a diferencia del resto de los seres. En todo obrar humano, aunque determinado también por factores biológicos, instintivos, naturales e inconscientes hay un factor personal. Bajo el influjo de este "obrar humano" el mundo no sólo asume un rostro cultural y humano, sino que también la existencia humana se encamina hacia una mayor libertad. La persona obra humanamente cuando es consciente de lo que hace. Obrar humanamente y obrar libremente tienen mucho en común. Nuestras acciones encarnan un sentido en cuanto encarnan unos valores o contribuyen a promover unos valores en el mundo.

Persona, familia-comunidad y Estado

El compromiso social que constituye la familia

A través del presente trabajo se busca generar, como se ha dicho más arriba, la reflexión en torno a la necesidad de comunicación y relación interpersonal del ser humano para su plena realización, la situación actual de los diversos tipos de comunidad: pareja, familia, grupo social cercano, etc. en el contexto no siempre propicio de la sociedad masificada[16]en que vivimos, y la exigencia de un compromiso social en la búsqueda de un proyecto humano colectivo.

Reconocemos que la salud mental de una persona depende del grado de interés social que haya desarrollado. El ser humano tiene la capacidad de trascenderse a sí mismo como señal clara de ser una persona que se humaniza. Para Aristóteles, y hasta pensadores contemporáneos, el fin último de las personas no es su autorrealización, sino su capacidad de entregarse a tareas que se encuentran fuera de sí mismo. Una persona sana es aquella que posee una identidad bien definida en el ámbito sexual, profesional y social, elemento que le permite establecer relaciones íntimas con otra persona, con su grupo y con la sociedad.

La familia ¿cómo podrá coadyuvar en el desarrollo hacia un verdadero interés social?. La familia, no cabe duda, es el bastión hacia las relaciones humanizantes, nos inscribe en el campo del compromiso social, nos redescubre el papel del otro ó de la otra en la comprensión de sí mismo.

Según Gonzalo Musitu, la familia en cuanto bien social no significa colectivismo ni masificación, no es priorizar los intereses comunes sobre los individuos, no es poner la masa sobre la persona, ni valorar al grupo desatendiendo a las individualidades.

La familia no anula la identidad personal de cada miembro que la compone, que forma comunidad, al contrario, la supone parte de él, la trasciende y la fomenta, de esa manera sus gustos, preocupaciones, proyectos, aspiraciones y todo aquello que distingue a la persona de los demás es retomado para enriquecer a la comunidad. La comunidad es una persona de personas en donde cada uno desarrolla una función sin que sea ésta la que defina su valía ni su pertenencia a esa comunidad.

El compromiso social de la familia es con toda la humanidad pero mediado por las distintas instancias con las que la persona concreta tiene contacto y con las que está en verdaderas posibilidades establecer relaciones profundas y humanizantes. Sería irreal pensar que la relación interpersonal debe desarrollarse con cada miembro de la humanidad entera, la conciencia de ser una totalidad integrada nos lleva a descubrir en la tarea cotidiana la relación que establecemos con nosotros mismos, con aquellos que componen el círculo de influencia inmediato a cada uno y con el resto del género humano, ya que en cada persona se manifiesta y concentra la dignidad y complejidad de la especie.

El compromiso social de la familia no significa "llevarse bien", "no tener problemas" con nadie y sonreír a todo el mundo y por cualquier motivo, sino más bien es descubrir en el otro a una persona, a un que es otro yo y cuya presencia interpela y cuestiona mi existencia "obligándome" a ver en él algo más que los problemas que con él enfrento.

En la familia debo aprender a comprometerme con el otro en el trabajo, en una tarea concreta, en la colaboración conjunta para que desde la trinchera en la que cada cual se encuentra construya la parte del bien común que le corresponde.

El crecimiento de uno de los miembros de la comunidad implica y favorece el crecimiento de la colectividad, y basta que sólo uno de sus miembros sufra empobrecimiento en todos o en cualquiera de los ámbitos de su existencia (económico, político, familiar, psicológico, emocional, espiritual, etc.) para que la comunidad entera se empobrezca y decrezca en los mismos ámbitos que afecta al primero. Es decir, no se puede hablar de un verdadero y autentico crecimiento y desarrollo social o económico o lo que sea, si las personas concretas y reales que componen la colectividad sufre depauperización en su vida cotidiana, real y concreta.

La familia está llamada al compromiso social sin caer en romanticismos absurdos, es decir, está llamada a un intercambio continuado mediante las relaciones que establecemos con nuestros semejantes; una colaboración estable que sólo encontramos en la sociedad. El tormento más cruel que podemos imaginar es vivir al lado de otras personas sin establecer ningún tipo de relación.

Aquí, estamos entendiendo el compromiso social como el manejo, incluso, mínimo de libertad de acción que cada persona posee, el manejo de su círculo de influencia, es decir, el compromiso desde el lugar donde se desenvuelve buscando hacer mínimamente lo que cada quien le corresponde con su sello único y personal, no más… no menos es el llamado de la familia.

La familia comunidad de personas[17]

Al individuo y a la persona les corresponden diferentes niveles de desarrollo humano así como un tipo de organización social. Podríamos distinguir dos tipos de organización social: comunidad y sociedad. Comunidad es entendida como el espacio donde la persona puede darse y en este movimiento se realiza plenamente, en la comunidad, la persona es apreciada, puede compartir lo más hondo de su conciencia, entregar la profundidad de sus sentimientos y saber que será aceptada y comprendida.

Este espacio permite a la persona encontrarse a sí misma en la soledad que tiene la faceta dolorosa y difícil del aislamiento que ha de ser superada, pero a la vez retoma la otra faceta imprescindible de la soledad que es vivida positivamente y que trae como consecuencia la emergencia de la personalidad única que se relaciona con otras personalidades que han recorrido el mismo trayecto.

Ahora bien, en otro nivel de desarrollo humano tenemos a la sociedad que acepta, en un primer momento, al individuo por la función que realiza. Una vez que está imposibilitado para seguir cumpliendo con ella, el individuo es desechado, lanzado fuera del círculo. Así, la sociedad responde a las funciones que son externas, en donde impera la masa, el anonimato que impide el compromiso con el otro y la relación profunda yo-tú. La masificación es un modo de protegerse cuando no existe aún la suficiente fuerza para afirmarse: "Las masas han desempeñado siempre un papel importante en la historia, sin embargo nunca de forma tan considerable como ahora. La acción inconsciente de las masas, al sustituir a la actividad consciente de los individuos, representa una de las características de la época actual"[18].

Los investigadores sociales coinciden en que uno de los pilares básicos de la estructura social es la familia que se encuentra constantemente en proceso de construcción y que tiene como finalidad implícita quizá, diferentes expectativas por parte de sus miembros.

Ante esta coincidencia se plantea la necesidad de una reflexión profunda para que en la cultura que se renueva y actualiza se reconozcan las novedades familiares como son: una conciencia más viva de la libertad personal, una mayor calidad de las relaciones interpersonales, un indudable mejoramiento o reconocimiento de la dignidad de la mujer y de las relaciones entre familias; así como tener en cuenta que ha proliferado la idea de una creciente autonomía de cada cónyuge que absolutiza la libertad individual, ciertas ambigüedades en las relaciones de autoridad y obediencia al interior del núcleo familiar, las notorias dificultades que se crean para transmitir los valores más sólidos de la convivencia y una cierta mentalidad divorcista.

Frente a estos datos relevantes tanto positivos como negativos es imperativo preservar los fundamentos que afectan la relación familiar:

1.- La Familia es una comunidad de personas

2.- La Familia es transmisora de la vida

3.- La Familia es célula de vida cívica.

De manera que, si bien la familia es en sí misma una construcción social cambiante, mutable y dinámica en donde se descubren componentes como mitos, valores, actitudes, rituales, símbolos, productos, etc. que le dan el carácter de organización social. Pero, la familia, más que una estructura es una forma de relacionarse entre los miembros que la componen que permite que estos se reconozcan como personas y promuevan el crecimiento de cada uno. Así, la familia puede ser definida como el espacio propicio para una segunda gestación del sujeto en su proceso de convertirse en persona. La familia es la primera comunidad que reconoce al individuo por lo que es él mismo como persona y no por lo que hace, tendiendo lazos afectivos a sus miembros para que crezcan, se desarrollen y busquen nuevos horizontes.

La familia es un momento existencial en la vida de una persona, es un momento tan largo o tan corto como la persona misma lo decida de cara a las circunstancias y condicionamientos que le rodean.

La familia está compuesta por personas en comunidad que se comprometen amorosamente con el otro, entendiendo compromiso como una opción aceptada en libertad y responsabilidad y no como obligación. Amor es entendido como la capacidad de la persona para salir de sí misma e ir al encuentro del otro. El verdadero amor implica conocimiento, respeto y compromiso. Amor no es complacencia vacua y apapacho estéril. El amor es exigente en libertad y aceptación.

La familia es pues, la oportunidad de crecer como tal y como personas en proceso. La familia es la primera oportunidad para comprometerse con una comunidad, con el otro cara a cara.

El servicio del Estado hacia la familia

Con el presente apartado se pretende llamar la atención acerca de cómo la crisis económica que afecta a nuestros países, unida entre otros factores a la carencia de buenas políticas sociales gubernamentales ha favorecido un aumento de la insatisfacción de las necesidades de cuidado de la familia. Se observa igualmente un deterioro en el cuidado de la vida privada y pública de la familia actual. A esto se une una prácticamente inexistente distribución equitativa de responsabilidades domésticas y educativas de los hijos. Se generan así importantes tensiones en las relaciones familiares. Resulta entonces imprescindible generar espacios en los cuales el Estado se vea involucrado en la organización armónica de las estructuras familiares, no como ente contralor dictatorial, sino promoviendo estilos orientadores, cooperativos, generales, sustentados en la equidad. Esto favorecería el surgimiento de familias actuales, más armónicas, funcionales y menos sexistas.

Es difícil no concordar con la idea de que las necesidades de cuidado de la familia se encuentran insatisfechas. Más aún, esta insatisfacción de alguna manera continua en franco aumento debido a la crisis económica de finales de los años 90 y a la carencia de políticas sociales claras (no excluyentes de ningún sector social) dirigidas a la satisfacción de las nuevas necesidades que el desarrollo y los cambios en la dinámica de la vida promueven. Observamos un claro deterioro en el cuidado de la vida privada y pública de la familia actual.

Urge definir políticas sociales que ayuden al desarrollo de la familia actual y no hacer "oídos sordos" a una realidad demandante de soluciones. De lo contrario, esta "célula básica" desprotegida, puede a su vez desproteger a la sociedad llevando consigo a aquella, sus principales carencias en el desarrollo de sus miembros y exportando a la vez, infinitamente los males que le aquejan.

Los desafíos en los servicios del Estado a la familia podrían versar como sigue:

  • Realizar un intento serio, profundo, comprometido, donde la esfera de lo privado, de lo doméstico, del cuidado de la familia, se convierta en un proyecto estratégico de dominio público, comprometiendo esfuerzos estatales en el cuidado y desarrollo de la familia actual, independientemente de los recursos con que esta cuente, del rol social llamada a desempeñar y del tipo o forma de estructura familiar que revista.

  • Resignificar consensos y buscar mediaciones equitativas de la organización y dinámica familiar no atendiendo al género sino a las peculiares necesidades que del desarrollo familiar emanen para sus integrantes (antes, durante y posterior a que la unión conyugal exista). Debemos poner especial cuidado en el desarrollo pleno de todos sus integrantes, independientemente de religión, sexo, edad y/o condición intelectual.

  • Que el Estado diseñe planes a medio y largo plazo donde se vele por la integración de los distintos actores de la familia actual, el cuidado, protección y desarrollo de todos sus miembros, no solo de la descendencia. Para eso habrá de generar respaldos sociales económicos y educacionales hoy difusos o casi inexistentes, donde la tónica principal esté centrada en fundar iniciativas que amparen y patrocinen a la familia y sus miembros sin distinción alguna.

Tal vez entonces cambien las actitudes de algunos hombres y mujeres que continúan enarbolando banderas que ya no pertenecen a esta época o no encarnan lo mejor de las generaciones presentes.

A manera de conclusión

Desde esta perspectiva se busca generar la reflexión sobre la importancia de la vida conyugal armónica, la comunicación interpersonal, la situación actual de la sociedad en que vivimos y la necesidad de un compromiso social en la búsqueda de un proyecto humano colectivo.

En el presente trabajo se han abordado tópicos que han sido el pretexto ideal para investigar, plantear retos y perspectivas a).- a la problemática de la persona en el mundo y las dificultades con que se encuentra para convertirse cada vez más en persona. b).- a la problemática de la familia en Guanajuato y su potencialidad favorecedora u obstaculizadora del desarrollo personal de sus integrantes, surgiendo con ello la violencia intrafamiliar; y c).- a las relaciones humanas humanizantes y la relación mujer-hombre desde la perspectiva de género.

No cabe duda que muchos son los retos institucionales por resolver en el campo de la violencia intrafamiliar, un paso importante y previo a la prevención y erradicación de ella implica develar los mitos y estereotipos culturales en que ésta se sostiene, que la perpetúan. La fuerza del mito radica en que es invulnerable a las pruebas racionales que lo desmienten, de ese modo las víctimas suelen quedar atrapadas en medio de un consenso social que las culpabiliza y les impide ser concientes de sus derechos y del modo en que están siendo vulnerados.

Lo cierto es que la violencia intrafamiliar nos desafía para formar en el ser humano los principios de un humanismo auténtico y en una armonización de los intereses sociales e individuales, para formarle en la aprehensión de la realidad, de los fenómenos biológicos, culturales y sociales. Para abrirle a una cosmovisión y llevarle al manejo de ciertas destrezas de reflexión crítica, de juicio y discernimiento. Para descubrirle los valores fundamentales y ayudarle a concretarlos en actitudes de respeto, responsabilidad, solidaridad, comprensión, creatividad, libertad, participación. Para ayudarle a ser.

Proponemos un proyecto en donde la familia, la escuela, las instituciones (según sus propias formas), tengan como principales metas las siguientes:

  • Formar en la libertad y en la unidad de la persona.

  • Formar en la creatividad y en los valores de imaginación.

  • Formar en los valores de relación, diálogo, comunicación, participación y servicio.

  • Formar en la interioridad del ser.

  • Formar en un respeto a la vida.

  • Formar en la esperanza.

  • Formar en una personalización y socialización donde nada de lo humano nos sea ajeno.

Terminamos apoyados en unas ideas de Gerardo Anaya Duarte: El ser humano sólo se autorrealiza en la opción ética correcta, en esa vinculación estrecha de verdad, bien y libertad. Pero dicha opción no se da en el vacío: se da en el entorno de la realidad extrahumana e interhumana, y su cualidad se plenifica o es atacada sobre todo por las relaciones con los otros, tanto a nivel "yo-tú" como al nivel social del "nosotros". La existencia y la acción vividas como participación llevan a la comunidad[19]

"Es una vieja costumbre de la humanidad esa de pasar al lado de los muertos y no verlos…"[20]

José Saramago

Trabajo de campo

Desde que el concepto de la violencia intrafamiliar se incorporó a las políticas públicas, era obvia que la exigencia de evaluación empírica debería ser asumida. El aumento de presupuestos, programas y organismos consagrados a resolver el problema debe contar con evidencia acerca de su impacto real.

Sin embargo el paso de la elaboración conceptual a una aprehensión empírica se ha revelado difícil y hasta ahora se ha concluido en experiencias parciales y exploratorias, pese a la variedad de medios utilizados. Y como es natural, se debe reconocer que detrás de la medición hay una construcción del objeto que indica el contenido y el sentido de la realidad que se quiere medir. Esto, en el caso de la violencia intrafamiliar como objeto no es neutro, posee una fuerte carga política y social que la misma medición transporta.

Cuando esta realidad es asumida se develan problemas no originados en las dificultades técnicas de la medición, con un poco de capacidad instalada y recursos siempre se pueden producir datos, más bien quedan al descubierto problemas en las concepciones que inspiran estos esfuerzos.

A fin de proponer una visión diferente del problema de la violencia en la familia, que vea mas allá de un consenso minimalista que se basa en el registro y evaluación de golpes y abusos, se decidió indagar aquellas pautas de conducta y eventos que contribuyen a construir la convivencia armónica en el seno familiar.

Bajo este enfoque se midieron los siguientes aspectos y variables:

Metodología

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Descripción de la región

Los municipios sujetos de estudio se encuentran ubicados en la región centro occidente de la entidad

Gráfica 1: Región de estudio

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Hogares

El concepto de hogar difiere del concepto de vivienda, en tanto que el primero se considera "un mismo techo y un mismo fuego", "un compartir proyectos de vida", "una comunidad de personas", y el segundo se refiere al espacio físico en el que las personas residentes comparten alimentos, gastos y el consumo dentro del ámbito doméstico.

En la región de estudio se localizan 228,508 hogares, de los cuales el 78.1 % tiene jefatura masculina y 21.9 tiene jefatura femenina.

Tabla 1: Hogares según sexo del jefe

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Fuente: II Conteo de población y vivienda 2005, INEGI

En estos hogares residen 983,856 personas, el equivalente a 20.4 % de la población estatal

Tabla 2: Población en la región

Población

Estado de Guanajuato

4,822,994

Región de estudio

983,856

Fuente: II Conteo de población y vivienda 2005, INEGI

En la región, el 36.2 % de los hogares tiene de 1 a 3 integrantes, el 52.0 % de 4 a 6 y el 11.7 % lo integran 7 y más miembros.

Tabla 3: Hogares según tamaño

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Fuente: II Conteo de población y vivienda 2005, INEGI

Según la escolaridad del jefe de familia, el 12.8 % de la población en la región de estudio vive en hogares cuyo jefe de familia no tiene estudios, 64.4 con estudios básicos, 10.7 con estudios de preparatoria y 10.1 % con estudios de profesional y superior.

Tabla 4: Población en hogares según escolaridad del jefe

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Fuente: II Conteo de población y vivienda 2005, INEGI

Perfil de la muestra

Grupos de edad

Considerando por grupos de edad, el 27.5 % de las entrevistadas tiene 29 y menos años de edad, 62.3 % de 30 a 59 años y 10.2 es mayor de 60 años. Por parte de del esposo /pareja, el 20.9 % tiene 29 años y menos, 64.8 % tiene de 30 a 59 años y 14.3 % es mayor de 60 años.

Tabla 5: Grupos de edad

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Niveles socioeconómicos (NSE) [21]

Según niveles socioeconómicos, el 7.0 % de las entrevistadas se ubica en el segmento A /B /C+, cuyo perfil es de personas con ingresos o nivel de vida ligeramente superior al medio y superior, los jefes de familia de estos hogares tiene un nivel educativo de licenciatura y superior, muy pocas veces cuentan solamente con educación preparatoria. Los hogares de estas personas son casas ó departamentos propios que cuentan con dos y tres ó más recámaras, uno y dos ó más baños, sala, comedor, cocina, estudio ó sala de televisión y cuarto de servicio, poseen jardín propio, cuenta con servidumbre. Los hijos son educados en instituciones particulares, las personas que pertenecen a este segmento asisten a clubes privados, vacacionan en el interior del país, y al menos una vez al año viajan al extranjero.

De las mujeres entrevistadas, 10.2 % pertenecen a hogares que se localizan en el segmento C, en el que se consideran a las personas con ingresos o nivel de vida medio, el jefe de familia de estos normalmente tiene un nivel educativo de preparatoria. Los hogares son casas o departamentos propios o rentados que cuentan con dos recámaras en promedio, un baño, sala, comedor y cocina. Los hijos, algunas veces, llegan a realizar su educación básica en escuelas privadas. Dentro de los principales pasatiempos destacan el cine, parques públicos y eventos musicales. Estas familias vacacionan en el interior del país, aproximadamente una vez por año van a lugares turísticos accesibles.

En el segmento D+ se encuentran 28.0 % de las entrevistadas, en este segmento se consideran a las personas con ingresos o nivel de vida ligeramente por debajo del nivel medio, es decir, es el nivel bajo que se encuentra en mejores condiciones. El jefe de familia de estos hogares cuenta en promedio con un nivel educativo de secundaria o primaria completa. Los hogares son, en su mayoría, de su propiedad; aunque algunas personas rentan el inmueble. Cuentan con una o dos recamaras, un baño, sala-comedor, y cocina. Las viviendas suelen ser de interés social. Los hijos asisten a escuelas públicas. Generalmente las personas de este nivel asisten a espectáculos organizados por el gobierno, utilizan los servicios de unidades deportivas y los parques públicos.

En el segmento D /E se localiza 49.5 % de las entrevistadas, que está compuesto por personas con un nivel de vida austero y bajos ingresos. El jefe de familia de estos hogares cuenta con un nivel educativo de primaria e inferior. Los hogares, en el mejor de los casos, son inmuebles propios o rentados, cuentan únicamente con una recámara, un baño, sala-comedor y cocina. Cuando estudian, los hijos realizan sus estudios en escuelas del gobierno. Asisten a parques públicos y esporádicamente a parques de diversiones. Suelen organizar fiestas en sus vecindades y pasar sus vacaciones en excursiones a su lugar de origen o al de sus familiares.

Gráfica 2: Nivel socioeconómico

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Rural / urbano

No son pocos los autores que se han enfrentado a la problemática de definir y consensuar términos como rural, urbano o ciudad, debido a la complejidad inherente del tema. Al respecto, el Anuario demográfico de las Naciones Unidas (1952) concluye que "…no existe un punto en el continuo que va desde la gran aglomeración a los pequeños agrupamientos o viviendas aisladas en donde desaparezca lo urbano y comience lo rural; la división entre la población urbana y rural es necesariamente arbitraria" [22]

Por su parte, el Consejo Nacional de Población (CONAPO) señala que lo rural se identifica con una población distribuida en pequeños asentamientos dispersos, con una baja relación entre el número de habitantes y la superficie que ocupan, así como predominio de actividades primarias, niveles bajos de bienestar y de condiciones de vida. Lo urbano se relaciona con el concepto de ciudad, o sea, un espacio geográfico creado y transformado por el ser humano con una alta concentración de población socialmente heterogénea, con radicación permanente y construcciones continuas y contiguas, donde se generan funciones de producción, transformación, distribución, consumo, gobierno y residencia, existiendo servicios, infraestructura y equipamiento destinado a satisfacer las necesidades sociales y a elevar las condiciones de vida de la población.

Cuantitativamente, el INEGI, para la presentación de la información censal, ha considerado fijar el límite de la población rural en 2,499 habitantes y para la población urbana en 2,500 y más habitantes. No obstante que el límite de la población rural ha sido generalmente aceptado y que entre los académicos no hay acuerdo general en considerar como población urbana a la de más de 2,500 habitantes, para el caso de este estudio, se ha adoptado ésta clasificación.

Del total de la muestra, 27.3 y 72.7 % de las mujeres entrevistadas viven en localidades rurales y urbanas, respectivamente.

Tabla 6: Tipo de localidad

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Estado civil

El hogar como institución básica responsable de la integración social del individuo siempre es objeto de interés. La dinámica social a la que se someten las personas encuentra su explicación en gran medida en sucesos que afectan al núcleo familiar directamente. Bajo esta perspectiva, la variable "estado civil", además de constituir una condición del informante adecuado, fue considerada a fin de identificar la prevalencia de valores que son indispensables para la socialización y armonización de las personas.

Del total de la muestra, 94.0 % de las mujeres dijeron estar casadas, 5.0 % afirmó que vive en unión libre y 1.0 % no proporcionó sobre su estado civil.

Gráfica 3: Estado civil de la entrevistada

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Gráfica 4: Tiempo de casada / unida

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Escolaridad

El nivel educativo general de una población se mide por el número promedio de grados escolares aprobados, en el país este promedio de escolaridad se calcula para la población de 15 años y más.

Para el caso del estudio, se obtuvo que el 53.2 y 47.7 % de mujeres y hombres, respectivamente, cuentan con escolaridad hasta primaria; 42.0 % de mujeres y 45.7 % de hombres con educación media; y 4.8 y 5.9 % de hombres con educación superior.

Tabla 7: Escolaridad

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Violencia en la relación

Incidencia y tipo de violencia[23]

Un asunto de plena actualidad en la sociedad y que cobra relevancia gracias a los esfuerzos por evidenciarla, es el de la violencia que sufren los miembros de una familia en el seno mismo del hogar.

Esta lacerante realidad no distingue la condición de las víctimas, hombres ó mujeres, ancianos ó niños, con suficiente capacidad económica ó con altos niveles de pobreza, las víctimas tienen una condición en particular: su vulnerabilidad.

En el caso de mujeres de 15 años y más en condición de pareja, el estudio, arroja los siguientes datos. El 25.2 % de las mujeres entrevistadas afirma que en los últimos seis meses han padecido al menos un incidente de violencia, 72.7 % afirma que no ha padecido y 2.0 % no proporciona información.

Al desagregar según tipo de violencia, se tiene que 8.0 %, 3.4 %, 17.3 % y 14.3 % afirma que ha padecido al menos un incidente de violencia física, sexual, emocional y económica, respectivamente.

Tabla 8: Condición de violencia y tipos

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Grupo de edad

Las mujeres del grupo de edad de 15 a 19 años son quienes padecen mayor violencia, en orden descendente a este grupo le sigue el de mujeres de 45 y más años y el grupo de 25 a 29 años.

Tabla 9: Distribución de mujeres en situación de violencia por grupo de edad según condición de violencia

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Niveles socioeconómicos (NSE)

Comparativamente, las mujeres de estratos socioeconómicos bajos padecen más violencia. Mientras que en los niveles D+ y D/E el 27.1 % ó más de las mujeres la padecen, las mujeres de niveles socioeconómicos altos la padecen hasta el 20.0 %.

Tabla 10: Distribución de hogares por niveles socioeconómicos según condición de violencia

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Rural / urbano

Es poco significativa la diferencia entre mujeres que viven en hogares rurales y urbanos que padecen violencia. Mientras que en las primeras el valor es de 23.3 %, en las segundas es de 25.9 %.

Tabla 11: Distribución de hogares por tipo de localidad según condición de violencia

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Edad del matrimonio /pareja

Según edad de matrimonio /pareja, los de edad de 2 a 4, 40 a 49 y 50 años y más, son los que más padecen violencia (mayor a 31 %); los de edad de 1 año ó menos y 10 a 19 años, son los que menos padecen violencia (16.7 %y 17.3 %, respectivamente).

Tabla 12: Distribución de hogares por edad del matrimonio /pareja según condición de violencia

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Escolaridad

Según escolaridad de ella, las mujeres con menores niveles padecen mayores índices de violencia. Mientras que una de cada cuatro de las que carecen de estudios y una de cada tres con escolaridad de primaria, padecen violencia, solo una de cada cinco con escolaridad de secundaria ó superior, la padecen.

Tabla 13: Distribución de mujeres en condición de violencia por escolaridad según condición de violencia

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Familias

Características

La familia, en la actualidad, padece quizá como ninguna otra institución, la acometida de las transformaciones amplias, profundas y rápidas de la sociedad y de la cultura. Muchas familias viven esta situación permaneciendo fieles a los valores que constituyen el fundamento de la institución familiar. Otras se sienten inciertas y desanimadas de cara a su cometido, algunas más, en fin, a causa de diferentes situaciones de injusticia se ven impedidas para realizar sus derechos fundamentales.

Aun en medio de las dificultades, es factible identificar familias en las que los padres corrigen la conducta de los hijos sin necesidad de lastimarlos, los esposos /la pareja puntualizan entre sí los errores cometidos con el otro sin acudir a la violencia, los hijos señalan los excesos a los padres sin ofenderlos, los hermanos manifiestan sus diferencias de opinión sin suscitar animadversión.

Dicho de manera asertiva, existen familias sacudidas por tensiones propias de los grupos humanos donde los hijos se enriquecen con el sentido de la verdadera justicia, los esposos se relacionan con respeto mutuo y los hermanos se vinculan con servicio entre sí, donde los conflictos se resuelven en un clima de sociabilidad y cordialidad y en las que la comunión y la participación vivida cotidianamente en la casa, en los momentos de alegría y de dificultad, representa la pedagogía más concreta y eficaz para la inserción activa, responsable y fecunda de los miembros de la familia en el horizonte más amplio de la sociedad.

Membresía a agrupaciones

Existen agrupaciones sociales, culturales, religiosas, etc., orientadas a la preservación, la transmisión y tutela de los valores éticos y culturales, el desarrollo de la persona humana, la justa promoción de la mujer y la lucha frente a todo lo que va contra su dignidad, el incremento de la mutua solidaridad en la familia, etc.

Tres de cada diez matrimonios /parejas suelen tener membresía a alguna de éstas agrupaciones sociales y no se presentan incidentes de violencia, mientras que uno de cada diez tiene membresía y sí se presentan incidentes de violencia.

De esta manera se entiende que la membresía a estos grupos y movimientos de carácter social le proporciona al matrimonio /pareja elementos de cohesión, integración y armonía familiar.

Tabla 14: Matrimonios /parejas con membresía a agrupaciones sociales según condición de violencia

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Satisfacción de necesidades

La función de cobijo, protección, cuidado y prevención en y de la familia contempla que en el hogar se disponga de ingresos suficientes para satisfacer las necesidades propias, de manera que al interior de la familia se construya un espacio central y común para la reunión y el desarrollo.

De las mujeres entrevistadas, se tiene que el 46.6 % y 15.0 % afirma que los ingresos familiares son suficientes para satisfacer las necesidades del hogar, las primeras no padecen violencia y las segundas han padecido algún incidente de violencia

Tabla 15: Ingresos suficientes para satisfacer las necesidades del hogar según condición de violencia

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Condiciones de la vivienda

La vivienda tiene un sentido mucho más profundo que el meramente material. Está en relación directa con las dimensiones propias de la persona humana, que son simultáneamente sociales, afectivas, culturales y religiosas. Es el espacio en que la familia desarrolla su vida cotidiana.

A la luz de esta idea, se puede comprender mejor el impacto que en la calidad de las relaciones familiares produce que el 79.5 % de las mujeres afirmen que la vivienda de su familia se encuentre en buenas condiciones, que el 56.4 % no padezca incidentes de violencia y el 21.1 % sí los padezca.

Tabla 16: Buenas condiciones de la vivienda según condición de violencia

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Ambiente familiar

El discernimiento de la compleja situación de violencia en el hogar no puede reducirse sólo a una interpretación crítica, sino que debe abarcar incluso la valoración de lo cotidiano de este nuevo reto en la época contemporánea.

Tal valoración no debe tener como primer objetivo la determinación de las culpas o responsabilidades que llevan a semejante situación y la mantienen, aunque tampoco se excluye.

Conviene, ante todo, subrayar que el ambiente que construyen los miembros de la familia en el hogar, en esta perspectiva estructural y no coyuntural, es percibido hoy como un aspecto que denota salud social.

Del total de las mujeres, el 95.9 % de las mujeres afirma que en su hogar "siente" seguridad y tranquilidad, sin embargo el 70.7 % y 23.2 % también afirma que no padece violencia y sí padece violencia, respectivamente.

Tabla 17: Ambiente de seguridad y tranquilidad en el hogar según condición de violencia[24]

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Satisfacción con la vida en el hogar

Adicional a la sensación de seguridad y tranquilidad, la valoración de violencia en la familia implica considerar que los miembros del hogar modifican las pautas de su relación a fin de alcanzar satisfacción y orgullo por su pertenencia.

En una escala del 0 al 10, donde cero es igual a nada y diez es igual a bastante, el 93.2 % de las mujeres califica con seis ó mayor la satisfacción que siente con su vida en el hogar, de éstas 69.3 % y 22.0 % afirma que no padece violencia y sí padece violencia, respectivamente.

Tabla 18: Satisfacción con la vida en el hogar según condición de violencia

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Tabla 19: Promedio de calificación a la satisfacción con la vida en el hogar según condición de violencia

Con violencia

Sin violencia

Total

Promedio

7.6

8.5

8.2

Dinámica familiar

Partes: 1, 2, 3, 4, 5
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